domingo, 17 de noviembre de 2013

Tu guitarra

Tu guitarra

¡Fémina!
Cuello de cisne
Cuerpo de Doncella
Pequeña cintura,
y la boca abierta
como leona en celo
por las primaveras
..............................

Tus dedos ardientes
marcan sus contornos,
pulsan uno a uno
puntos eróticos
(de abajo hacia arriba
de arriba hacia abajo
para que anhelante
allí desfallezca)

Se abraza a tu pecho
y se queda quieta.
Espera caricias
¡Profundas, profundas!

Abismales sones
                          brotan en suaves gemidos
¡Y estallan en el recinto
nítidos orgasmos
de carne y madera!



Lucía Giaquinto

El vino de la vida

 El  vino de la vida


Lloro las horas vanas de un domingo

 que aún no comienza.


Mojo los labios
en el vino del tiempo,
lo degusto despacio.
El sabor dulce
se apega debajo de mi lengua
 y permanece...

 Allí están mis ausencias
 (Tus ausencias)
que mojan mis desvelos.

Llega tu mano inquieta
y  sólo te das cuenta
 que  las mías están  húmedas...
 No las  presientes
  sumergidas en lágrimas.

Busco en tu boca apagar tristezas
Se juntan los sabores
Uno  irreversible,
                            el de aquellos años
de risas escondidas.
Otro...
Omitido en  tu conciencia.

(Paco de Lucía  marca en sus seis cuerdas, 
el andar de la sentencia
Y Lorca cumple su destino, cada noche,
deslizándose por ellas)

Prevalecen juntos los sabores
sometidos
a la gloria de los sueños
El de tus besos...
Y, el de aquel vino de la vida
que esperó hasta hoy
para que lo supiera.


                         Lucía Giaquinto







domingo, 20 de octubre de 2013

MADRE


Te debo entre mis versos
manojos de palabras
que busco en esta hora
tan presente
tan lejana...

Palabras esculpidas
como tus palabras,
perfecto diccionario
en tu mente
amplia de saberes.

Silencios infinitos
desandados solos
Llantos ...
resonando aún
en mis ventanas.

No supe por qué llorabas...

Quisiera escucharte
como en aquel cuento
donde fui Princesa,
Cenicienta,
o Blanca Nieves.

En las horas cortas
de la niñez
agotadas
sólo en un suspiro
que me mojó las alas.

Y...no pude volar
más allá de tus lamentos;
derrotar al monstruo
que aprisionó tu cuerpo.

No llegas...
No te asomas a mirar...
Te has detenido en el tiempo.


Lucía Giaquinto