En estas horas sin luz, en las que no estás presente, mi alma vuela buscándote en ese espacio infinito, enigmático, intangible, donde sólo sé de un paisaje inventado en mis adentros - con vientos fríos, implacables, que arremeten contra mis anhelos. Una cabaña aislada del mundo a la que no llegan las voces; senderos ocultos cubiertos de nieve; montañas que amurallan sin piedad la plenitud del amor. Pero las trasciendo con el poder de la mente... Y te encuentro... Llego hasta ti, profano el silencio; resquebrajo los bordes de las congeladas sensaciones en la invocación del acercamiento. Amarro tu nombre a mi verbo, lo posesiono y lo someto al calor de mis fuegos internos. Comienza el deshielo, bebo de esas aguas con avidez. Acaricio palmo a palmo tu cuerpo, invado con mi boca tus misterios.
Y vuelves a mí, desde antes, mucho antes de los comienzos...
Como ayer, como hoy, como siempre...