sábado, 4 de julio de 2009

Entre Ríos - que te abrazan (Canto de amor a mi tierra)

Corazón gigante
sobre tus cuchillas se rompe la luna,
vuelca su sangre.
Se desparrama el rojo de los ceibos
en las riberas juntos a tus sauces.

De norte a sur... dibujada en colores
envuelta en el oro de sus naranjales
el azul del lino, el rubio del trigo,
el verde en la alfalfa, en el maíz,
en los arrozales.

En la sinfonía sin fin de sus causes
navega mi canto
por los cuatro puntos cardinales.

Brota en el grito federal, ¡Allí! en ésa sangre
del caudillo que protege a su amada
y queda en el misterio hecho romance.
Surge en el verso de los poetas,
cantando al amor... para que en las noches
Delfina y Francisco vuelvan a encontrarse
en el beso eterno que ronda en el aire.

(Oeste)

Las barrancas cuidan al león que no escape
Y ruge, y puja por salir de su cauce.
¡No hieras... no lastimes...!
El miedo recorre las islas, no quieren que las tapes.
¡Ten piedad! Vuélvete y sigue.
(Duele el mundo
de los que no saben, de los que no quieren alejarse)

Río arriba iré por navegarte
en la flor de un camalote bella y fragante.
Diamante, Paraná, Santa Elena, y en La Paz
una gaviota me prestará sus alas
para mirarte desde el aire.

En tu tierno brazo que envuelve mis Colinas,
atrapando mansamente en el reflejo...
¡ Lo que es tan mío!
Buscaré en el Cerro la cruz que te ilumina,
me volveré Minuan y desandaré las tardes.

Junto a las calandrias, al zorzal o al benteveo,
a la maravilla del trabajo del hornero,
seré simplemente... Alguien...
No tendré nombre ante el misterio eterno
de ser ave.

Tal vez... Una cigarra.
O quizás regrese en las luciérnagas
las noches de verano y alumbre tenuemente
el sendero que caminé despacio,
admirando los mágicos atardeceres sobre mi riacho manso.

(Este)

Voy a buscar por donde el sol nace
y se refleja para acompañarte en otras aguas
que rodean junto a ti esta imagen.

El Uruguay, dice en cada piedrecilla
que arrastra cómo es su álveo.
Arenas en el Banco, playas extensas.
Refugio cálido de aquellos años...
Miradas lejanas sobre ese río
donde flota un recuerdo indescifrable.

Un Palacio habla de otros momentos vividos.
Jardines llenos de rosas en las mañanas de estío.
Magnolias y araucarias, que aún no son olvido,
vieron en la distancia el llegar del enemigo.
Manos aferradas a una puerta.
Manchas que duelen
- oprimen el pecho angustiado -
Don Justo José ha muerto
el otoño lo ha llevado.
Vuela su alma vencida junto a las hojas caídas.
Remolinea en el aire el coraje
¡Vibra su entrerrianía!
________

Lentamente sigo el camino...
Y se inundan las horas
con las riquezas sonoras
del inquieto cardenal,
que luce orgullosamente
el distintivo Federal.

Aire limpio, aire puro voy a respirar.
Ya se sienten... ya los veo,
hasta ahí he de llegar.
Monstruos delgados, perfectos
¡Tan perpendiculares!
Son eucaliptos que acarician las nubes
y bañan con su fragancia los maderales.

Asombra mis ojos el paisaje exótico
de los bellos Palmares.
Y cada tronco que se dibuja
plasma en mi mente figuras tropicales.


(Norte)

Guayquiraró, Mocoretá,
allá en el norte
se confunden sus nombres
con otros de un mismo acento.
Sé que al cruzar por ellos,
estaré en Corrientes,
una provincia hermanada
por lazos transparentes,
de un mismo bagaje


(Centro)

Cruzo por el centro Montielero...
Los montes de algarrobales,
dicen de qué madera
está hecho el hombre de este suelo.
Fuerte, duro, indoblegable como ellos.
Resistente contra el viento
cuando azota y castiga crudamente,
llevándose los anhelos.

Recorro campos desérticos
Multiplicados cardales
compañeros de viejos talas.
Los espinillos cubren extensiones desoladas.
Leñeros, recogiendo pedazos de esperanzas,
cargan la leña seca.
Calor de fuego en invierno,
junto al fogón unas brazas.

Desflecados espartillos
arraigados hondamente
a este terruño...
Montículos de hormigueros,
donde sigo a sus dueñas,
que trabajan y trabajan.


(Sur)

Los latidos que transito
me llevan en sus caudales
hacia el punto donde los Magníficos
van a encontrarse.
No puede ser de otra manera...
¡No podían morir solos en su viaje!

Y allí, en ese punto
se abren en paradisíacos paisajes.
Es el Delta majestuoso
Miles de hebras tejidas
por gusanos de seda,
arrebatan las miradas.
Se vuelven luz del lucero
y nos transportan por ella
hacia un mundo de ensueños.
Confluyen en el más ancho Espejo de Plata,
entregando en él su destino.

No es muerte... No
Son torrentes infinitos,
oro líquido que se derrama
y transforma mi tierra.
La colma de abundancias
con la fertilidad de su humus
en los cereales, en sus frutos,
en los peces, en toda su fauna...

¡Regalándonos tanta belleza,
en cada flor que adorna
las almas entrerrianas!



Lucy Iaq

3 comentarios:

  1. Pródigo tu poema Lucia hacia los cuatros puntos cardinales con espíritu federalista,tierra intrigante la tuya digo por su historia (le has hecho un hermoso homenaje)

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  2. Mi poema a mi tierra... hace mucho que lo tengo escrito Juan.
    La temática más pródiga para mis versos es el Amor, pero Entre Ríos tiene en su historia la parte pasional de nuestro Caudillo con su amante La Delfina, que como digo aquí "Siempre surge en el verso de los poetas..."
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un abrazo - Lucía

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  3. Es hermoso Lucy.Uno se emociona mucho al leerlo. Gracias.

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