viernes, 27 de febrero de 2009

Destino

Sólo quedó tu sombra
apenas tenue, casi imperceptible,
sobre la vereda del olvido.

Y en el hueco de la ventana,
desde tu mirada indagante
se asoma aún tu corazón de niño,
en ruegos que se desbordan
en súplicas e interrogantes.

(No puedes contigo mismo...)

Allá van con nuevos rumbos
Tus Letras y Tus Palabras
(Marionetas del destino)
Cargas mochilas de angustias
pero la aventura es tu signo.


Lucy Iaq

jueves, 26 de febrero de 2009

Máscaras doradas

Cuando caigan los silencios
sobre las dolientes fantasías
y no haya mañanas tibias
para los cuerpos entumecidos.

Cuando se disipe el sabor
dulce-amargo del ayer
tras los telones rojos
del teatro de la vida
asomarán máscaras doradas
llamándote

Y regresarás a tientas
en puntillas de pie
por ese atajo desconocido
donde el dolor marca hoy
las huellas de tu partida.

Lucy Iaq

Tus pupilas

Paisaje sin luz son tus pupilas
Tan oscuro como
esta soledad que me abruma
Cuando se opaca
el resplandor de tu mirada
retrocedes en el tiempo
hacia un desconocido valle
donde habitan los recuerdos.
Allí vive aún el monstruo
que devoró tu sonrisa,
se metió en tu cuerpo
y late en cada poro de tu piel,
sacude tus entrañas,
latiga tu mente
e inflama tu pulcro verbo
Y ya no vuelves a ser
sino su propio eco.

Lucy Iaq

martes, 17 de febrero de 2009

¿No te lo dije?

Cada día que pasa
me apego más al sueño
forzado, incierto.
(No sé si duermo
pero bajo mis párpados
me sumerjo en el abismal letargo
de mis pensamientos)

Rehuyo ver el tiempo
en lacerantes distancias
Apurando la vida
Arrebatándome imágenes
de indefinidos pasos.

Se multiplican las sombras
al calor de la tarde
Y me vuelvo cigarra
en la espesura agreste
de las inmensidades.

Espero ese momento
donde podré abrazarte.
(Llegarás por la noche
casi de madrugada)

Consumiremos los bordes
de los resplandores,
el rumor de la calle,
el tapiz, las ventanas,
el champagne de las copas,
la tercera jornada.

Solo quedarán suspiros.
Cuerpos agotados.
Bocas sin adioses.
Pieles adosadas
al tránsito irreversible
que detendremos por siempre
en nuestras miradas

Lucy Iaq

Lloro por ti esta noche

Aunque digas que no debo,
lloro por ti esta noche
sobre un mapa
que marca las distancias.

Por tus papeles
perdidos en el viento,
por tu mirada estática
y sonriente
fundida en mi mirada.

Tu boca solitaria
entreabierta
al beso simulado
en el cristal
divisor de mundos.

Lloro por ti esta noche
sobre las ausencias
de tus pies cansados,
busco acariciarlos
en el vacío indiferente.
Sin tibiezas. Cruel...
Inquisidor de presencias.

Lloro por el tiempo
inexorable
(indicativo de finales)
Y esta incertidumbre
de sabores inventados
en las conscientes horas
de reemplazos...
(Mis manos agitadas,
por tus frenéticas manos)

Lucy Iaq

sábado, 7 de febrero de 2009

Fantasmas

En el azul de la loza
continúa adherida la borra
de un café sin despedida.
Allí está tu presencia
lastimándome
como un interminable grito de dolor
que se alza e invade cada rincón.

El líquido amargo / dulce / pegajoso
- en su sequedad -
mantiene unidas las bases
Y la cuchara gira y gira por los bordes.
(Alocada desesperación de fantasmas)

Unas manos van y vienen
y no se deciden...
Aún no se deciden a borrar esas huellas
que se bifurcan y luego se mezclan en el vacío
llenándolo de voces e imágenes.

¿O tal vez será mejor
someterlas entre mis rejas?

Lucy Iaq

jueves, 5 de febrero de 2009

Mendigos de cielos

Se ha cumplido el giro
de las rotaciones
y está el universo
en el mismo punto de la travesía

Mendigos de cielos
Ayeres de esperas...
Palpitantes sueños
cortando el espacio
con las vibraciones
de tu alma y la mía.

Presentes de Glorias
anuncian los trinos
y las maravillas
del reino encantado
que junto a tus manos
preparó la vida.
La luz resplandece
sobre el fino arco
que trasmuta el día.
Y un nuevo diciembre
aúna silente,
horas compartidas.

(Lucy Iaq)

Lejanía

Como ave herida
en vuelo sin destino,
me acurruco al silencio
del lecho vacío.

Es tu almohada el refugio
de mi rostro en penumbra
musitando tu nombre
más allá del olvido.

En el rezo sin pausas
imploro aquellos cielos
refulgentes de estrellas
y lunas doradas.

Y te presiento
sujeto a mi cuerpo
esclavizado y húmedo,
vibrando,
bajo la indolencia
de esas manos truncas
por los desvaríos.

Y lloro en silencio
al saberte lejos...
¡Tan lejos de mi tierra!

Someto mil gritos
en el hueco tibio
de hirientes aromas
que azotan mi cara
con fragancias dulces
a tu piel canela.

Y, en ese misterio
reina la elocuencia
de tu verbo errante...
Arrullo de tristezas.

Lucy Iaq

Pienso

Pienso, simplemente pienso
acodada sobre un volcán
(humeante, activo, incandescente)
¿Dónde dejé mis sueños imprecisos?
¡Estallido brutal de sinrazones!
Y la lava ardiente recorre espacios
Envuelve la frialdad del cuerpo inerte.
.................................
El mar, acongojada, me sorprende.
Desde una ventana silenciosa
arrojo mi mente al infinito...
Sondeo horizontes sumergidos.
(Su agua es roja, como es rojo
el color de mi espejismo)

¿Qué hay detrás de los confines?
¿Esplendor de un Imperio?
(Tierra de amores prometidos)
¿O es acaso una rara profecía?

Imágenes de mármol destruidas
martirizan inaudibles mi presente
(Caen delante de tus ojos)
¿Soy yo una de ellas?
¿Soy la estática figura de la muerte?

Tardes de tormentas sofocadas
por formas de siluetas adyacentes.
Quiero saber...Y no puedo.
Pienso, simplemente pienso
(más allá...detrás de las sonrisas...)

Lucy Iaq

Un canto vegetal

Un canto vegetal anida
al fondo de los sueños
Es esta travesía incansable
la que hoy respira
sobre un bálsamo de azahares
que se abren
en auspicios de venturas
por signar sublime
la osadía infinita del trayecto.

Y está allí el laurel florecido,
cobijando el cansancio del poeta.
Teje entre sus ramas la corona,
al son de trinos mañaneros
trenzados entre piel y hojas.

Los aleteos se confunden en la copa
cuando vibra la voz de los adentros
en el abrazo que sabe a glorias.

Es la savia
sumergida en versos
que por el tronco poderoso se desboca.

El tupido follaje de la hiedra
suelta escondidos misterios.
Sus guías amarradas a las rejas
proclaman en raro silencio
el blanco y verde impredecibles,
amalgamados
al contorno de su cetro.

Y es esta sinfonía de hombre y plantas,
aunadas en la frecuencia del silencio,
la que rompe el mutismo de los cielos
elevándose
en sincrónicos arpegios.

(Lucy Iaq)

Nuestros nombres

Te encontraré en cada anochecer
sobre las luces agonizantes de la tarde
por ese camino sin fin de la memoria
unidos tus recuerdos y los míos
se abrazarán al eco de las voces
implorantes de un mañana no vivido.

O quizás te encuentre en el silencio de las siestas
A la sombra de algún muro, envejecido.
O con tus pasos lentos y cansados
yendo, siempre yendo
en busca de sueños inconclusos...
Que en ese presente ya serán olvidos.

Y estarán escritos nuestros nombres
en un papel amarillento,
estrujado por tus manos
Que veré de lejos, muy de lejos...
(con mi alma en vilo y mis ojos absortos)
Cuando lo sueltes al viento cual despojos.

Lucy Iaq

martes, 3 de febrero de 2009

Templanzas

Ella busca el centro vital,
sin acertijos.
Excava las profundidades
agitadas, siniestrales.

Vuelos de cuervos
rodean el espanto.
Punzan su rostro
picos metálicos.
Y la sangre desborda
en finos hilos
por la comisura de sus labios.

Esa estática mujer,
enferma de quebrantos,
oye el eco lacerante,
acusativo, ignominioso.
Baja la cabeza.
Gritar no puede,
se ha quedado sin voz.
(Sometida a las templanzas...
Sólo... tensa el arco)


Lucy Iaq

Agujeros del alma

El sol profana sedicioso
intemporales superficies.
Cuarto de hastío,
calle sin nombre
en una ciudad cualquiera.

Penetra por agujeros
de recuerdos, de presentes,
de rutinas, de mañanas,
de ausencias.

Y por ellos se reflejan
sobre las paredes
sombras corpóreas,
fauces abiertas
(incontenido espanto)

Yo conozco el vacío de ese cuarto,
(el de la calle sin nombre)
Y los agujeros del alma.
Insurgentes pensamientos
rememorando escenas:
guerras, revoluciones,
sepulcros ignorados,
torres, túneles y andenes.

¿Sabes? hay calles iguales a esas
en una ciudad cualquiera.

Lucy Iaq

Cumbres

Oigo el eco de tu voz...
(Tintinear de alegres campanas
enmudecidas sin razón)
Y vuelve el brillo del sol
a calentar las pieles
con la misma intensidad de ayer

Nocturnales hogueras
-camino a las heladas cumbres-

Me someto al placentero
y lejano arrullo del silencio
(Ardientes madrugadas
bebiendo con avidez
el elixir de los cuerpos)

Crepitan nuevamente los sentidos.
Se eriza mi piel cuando te nombro.
Abro las compuertas
de un mar de soledades
Echo en él a navegar mis ansias.

Vaga, sin saber, tu sonrisa cálida,
sobre este brutal abismo
donde blandiendo puñales
aúllan sin cesar seres grotescos.

Y vuelvo a amarte...
En la infinitud del verbo

Lucy Iaq

16 de Enero

Se multiplica en el aire
el sonido de voces ausentes...
Aquellas que aún resuenan sobre las mesas
con estridente afán de cantos y placeres

Al calor de las siestas del insolente enero
se dilata el asfalto en la cinta plateada
que se pierde en un rumbo de distancias presentes.

Llevan prisa unas manos cargadas de lunas
Llevan prisa unos labios repletos de luceros
Y un corazón desborda mirra e incienso
por brindarle al Poeta, este día de enero,
un cortejo de luces, aromas y cielos

Lucy Iaq

Yo era arena

Yo era arena cálida
ante el mar abierto
que cada mañana
rozaba mi orilla
con arrullos suaves,
dulces, melodiosos
en increíbles versos
que me aprisionaban.

Sus olas venían,
luego se marchaban,
pero toda esa espuma
quedaba en mis huecos
y me enardecía
sedienta de sus aguas.

La marea un día
ya no fue tan calma...
Llegó aquel oleaje
tenebroso, oscuro, frío
y azotó la playa
Y ya no fui arena tibia
sino este musgoso barro
donde anclan por las noches
naves de piratas.

Lucy Iaq

Momentos

Hay momentos
donde la soledad y el silencio
rechazan los recuerdos
de incertidumbres, de agonías
y quebrantos
Porque en esta quietud
encuentro
lo que alguna vez perdí

Y estás allí,
tan lejos como antes
En aquel lugar
cobijo de truncos sueños.
No hubo olvidos
Sólo ausencias
Noches largas, sin estrellas,
repitiendo tu nombre

Y las olas del mar
invadieron mi playa
Entre un tintinear
de dulces campanas
alertando tu llegada.

Imperiosa sinrazón
de amarnos como ayer.

Lucy Iaq

Quién sino tú,
pudo arrancar
las duras migajas,
cotidiano alimento del dolor

Desperdicios
de bacanales ocultas
Profanos semidioses
fagocitando,
siempre fagocitando
ante bocas demandantes
Vanos clamores.

Quién sino tú
Apaciguó el hambre
con exquisitos manjares.
Sanó purulentas llagas
con la bendición sagradade las palabras.